ÁFRICA LATE CON INTENSIDAD

No tengo muy claro cómo resumir, simplificar, comprimir el viaje.
Una de las muchas cosas que se han grabado a fuego dentro de mí es haber tenido la oportunidad de conocer muchas realidades totalmente distintas dentro del mismo país: estuvimos viviendo en la zona más rural, pasamos por Nairobi (intensa capital), conocimos la naturaleza pura de Masai Mara y el slum de Nairobi, Kibera. No puedo decir que no he tenido contrastes de situaciones, personas, reflexiones, realidades. Eso es lo más bonito: la mirada que se nutre de muchas cosas distintas, la visión general, la mezcla. Las conversaciones que tenía con gente de Ziwa poco tenían que ver con la gente de Kibera, también diferentes de las de Nairobi o la sabana.
Vivirlo todo desde dentro, gracias a la ONG, a James, a l@s amig@s que conocimos en el camino, hizo que el viaje fuera muy diferente que el que hubiera vivido como turista, y eso lo agradezco mucho. Me permitió tener una mirada más interna, vivir las cosas desde dentro como una más –a pesar del color de piel, que tantos privilegios (ridículos, tristes) nos daba en más de una ocasión-. Tengo curiosidad por el mundo en general (creo que es una de las razones por las que me apasiona la comunicación visual, la representación por imágenes del mundo y las ideas), esa curiosidad no podría haber sido saciada de haber visitado el país por mi cuenta sin ningún vínculo humano (así que: ¡¡GRACIAS!!).
En cuanto a la escuela… ¡qué decir! La energía de l@s niñ@s siempre me ha fascinado. Por fin vi en primera persona los proyectos de los que tanto se hablaba en las reuniones, y vi de qué manera les ha facilitado las condiciones en la escuela. También vimos que hay mucho que pulir, y hablamos sobre ello –¡no todo va a ser bonito!-. Valoro el hecho de haber hablado muchas cosas, porque eso también es querer avanzar. Reitero la felicidad de Anacleta: “¡Decídselo! Decidles lo feliz que me ha hecho el pozo, las facilidades laborales que me ha dado”. La biblioteca se hace más grande y l@s alumn@s lo agradecen. La cocina (aunque es uno de los puntos hacia una futura mejora) elabora 5 comidas diarias para todo el colegio.
Es increíble la rigurosidad con la que se toman el estudio. Las primeras horas de colegio en la tarde de “vuelta al cole” ya había alumn@s en las aulas.
Saben aprovechar las oportunidades. Hablo con alumnas empoderadas que me cuentan su visión del país, lo que les aporta la educación y qué buscan en la vida.Tienen toda la motivación que nos falta en Occidente.
En general, África late, eso ya lo sabíamos, pero se vuelve con un latido distinto: es como si mi corazón se acompasara a los suyos y al llegar aquí anda totalmente desacompasado. Kenia es un ejemplo de esos –muchos- países en los que te dan todo lo que tienen, y lo que no. Kenia es uno de esos países autosuficientes, donde les vuelve loc@s saber que aquí dependemos de comprar a-b-s-o-l-u-t-a-m-e-n-t-e-t-o-d-o.
Si supieran que son ricos.
Si supieran cómo se clava su mirada, su sonrisa, su abrazo sincero, su vibra.
Ay, Europa, si supieras lo que –en realidad- es el progreso, si supieras que poco importa ser económicamente fuerte si la mirada está vacía.
All you need is less. Asante sana, Ines Chebet.
Fotografías: Ana Domínguez, Raquel Salillas y Abel Molés.
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